El recorrido de una prueba de Agility
lo forman una serie de obstáculos de distintas formas y dispuestos
de una determinada manera, que el perro debe pasar limpiamente. Los
obstáculos de salto son los peones que un buen juez, debe saber
colocar para desarrollar un recorrido dinámico y espectacular. Entre
estos obstáculos se colocarán aquellos que requieren mayor
concentración por parte del equipo perro-guía, de tal manera que
exista complejidad y espectacularidad.
Aunque en una prueba de Agility el
salto se convierte en lo más habitual, no debemos confundirnos
creyendo que un concurso de Agility es un concurso de saltos. Los
obstáculos de salto no están pensados para ver que perro salta más,
sino para comprobar que perros son los que los pasan más limpiamente
en comparación con el resto.
El espectador profano cae fácilmente
en la tentación de pensar que su perro salta más, pero no se trata
de demostrar quien salta más, sino quien es el que mejor lo hace.
Antes de iniciar el salto de obstáculos, hay que asegurarse
previamente de las aptitudes físicas del perro. Salvo que el dueño
esté absolutamente seguro de tener un perro carente de taras del
tipo de la displasia de cadera, es preciso solicitar al veterinario
un examen físico completo. Si tiene exceso de peso, habrá que
ponerlo a régimen y aumentar el entrenamiento al que se le somete
habitualmente.
El reglamento de Agility precisa que
"los cachorros de menos de 12 meses cumplidos no pueden competir".
Ni que decir tiene que se puede iniciar un adiestramiento básico
antes de que el cachorro haya cumplido el primer año de edad. En
efecto, para muchas razas de desarrollo lento un año es demasiado
poco. Si el dueño tiene la más ligera duda, debe esperar hasta que
el perro haya cumplido los 15 meses. En esa edad, los huesos están
ya desarrollados en la mayoría de las razas. Sin embargo, no hay
evidentemente nada malo en hacer que un perro joven haga ejercicio
saltando sobre obstáculos de poca altura. Pero habrá que resistir a
la tentación de aumentar esa altura, aunque el perro la supere
perfectamente.
En ciertos obstáculos, en Agility se
penaliza al perro si salta demasiado rápido y de altura excesiva. Ha
habido muchas discusiones sobre el tema de las alturas.
Se puede practicar tal vez los obstáculos o el salto de vallas sin
necesidad de un instructor preparado. Sin embargo, para los
obstáculos de gran tamaño, hay que acudir a la ayuda de un experto.
Esto evitará que, en los obstáculos, los principiantes, al no saber
como hacer pasar a sus perros un poco asustados, terminen por tomar
a sus alumnos por la correa para obligarlos a avanzar. No se debe
permitir nunca que un principiante practique un obstáculo nuevo sin
que haya un instructor presente para mostrarle como debe iniciarse
correctamente.
En general, se
inicia el entrenamiento con un collar de cadena en posición de
estrangulador. Esta ayuda para el adiestramiento es muy importante
en el caso de la Obediencia o para conseguir un control perfecto. El
principio del estrangulador reside en la posibilidad de cerrar y
soltar rápidamente la presión sobre el cuello para obtener una
cierta coacción. Además, permite pasar el mensaje de "tu dueño no
está contento". Pero en Agility no se trata de coacción durante el
entrenamiento para el salto. Se necesita la coacción para establecer
el control y éste no se establece en el momento en que salta el
perro. Para entrenar los diferentes obstáculos, es preciso utilizar
collares planos de nylon o de cuero. El collar estrangulador
presenta el inconveniente que, cuando cuelga libremente, arrastra
una cola que puede engancharse en cualquier protuberancia y poner
así al perro en peligro de accidente.
Si se quiere tener
éxito en el adiestramiento de un perro, hay que saber mostrarle
cuando ha hecho bien lo que se le había pedido. El perro que
comprende que ha agradado a su amo desarrolla confianza en sí mismo.
En Agility, esta confianza es de la máxima importancia. El
adiestrador que ha comprendido que hay que evitar cuidadosamente
cualquier acción que pueda destruir esta confianza, o despertar
temor, no puede cometer grandes errores. Por el contrario, si se
exige al perro que pase sin cesar obstáculos desagradables o
inestables, porque no se ha comprobado su estado, tendremos muy
pronto un perro que ha perdido su intrepidez.
Lo ideal es que,
antes de pasar a obstáculos más difíciles, el adiestrador debería
ser capaz de efectuar una demostración de salto perfectamente
controlado en una altura de 45 cm. Se coloca al perro sentado
tranquilamente junto a uno, frente a la valla, sin correa, se le da
una sola orden, el perro pasa el obstáculo sin tocarlo y se
inmoviliza al aterrizar en posición sentada, echada o de pie. El
perro debe reaccionar a las órdenes como si el amo pulsara los
botones de arranque o parada de una máquina. Si nos contentamos con
efectuar un recorrido Agility con el perro sujeto por la correa, es
que no se ha sabido establecer control alguno.
Sólo se ha podido
dejarse engañar por un perro que se ha convertido en un "loco por
saltar".
En todos los libros de adiestramiento se termina por la cuestión de
saber que órdenes deben utilizarse. La respuesta es siempre
invariable: se pueden tomar todas las palabras. Los adiestradores
saben que los perros no reaccionan a las palabras, sino a la
entonación. Las palabras sólo tienen sentido para los humanos. Para
enviar un mensaje al perro es necesario enviar siempre la misma
entonación. Además, el perro aprende muy pronto a reaccionar a las
señales que su amo le da consciente o inconscientemente. Tenemos un
buen ejemplo de esto cuando se toma la correa para salir de paseo, o
cuando se coge el plato de la comida y se ve la alegría del
perro. La alegría significa aquí, que el perro ha entendido el
mensaje que transportan estos objetos.
En el Agility, es
necesario explotar este rasgo de la naturaleza canina. Un
perro experimentado sabe superar un obstáculo sin necesidad de
orden. Basta ver al conductor que corre hacia el obstáculo. Esa
carrera será la señal de que debe franquear el túnel o saltar la
valla que se presenta. En este caso, la reacción del perro bien
entrenado, es favorable al conductor. Por el contrario, en un
recorrido técnico, en combinaciones de obstáculos, se va directo al
fracaso si el perro no es valiente y no está bien controlado.
Es necesario
educar al
perro a obedecer una orden vocal única para todos los saltos, o
bien, si se consigue un buen nivel de control, una misma orden para
los obstáculos del mismo tipo. Se puede ordenar "hop" para las
vallas, la pasarela, el aro, la mesa, la empalizada y el balancín,
"dentro" para los túneles y el slalom y "vamos" para el salto de
longitud.
Conviene recordar que el Agility no es un concurso de obediencia.
Pueden utilizarse una serie de órdenes y gestos. Las órdenes que no
van seguidas por obediencia serán penalizadas de cualquier manera,
porque provocarán antes o después faltas en los obstáculos y
pérdidas de tiempo.
Los obstáculos de
salto son fundamentalmente:
- Las vallas.
- El viaducto.
- El muro.
- El salto de
longitud.
- El aro.
Este último,
además es un obstáculo de precisión.
Vamos a entrar a analizar cada uno de ellos por separado.
LAS VALLAS
deben tener una altura máxima de 65 cm. Por supuesto que es una
altura superable por casi todos los perros de tamaño medio, pero se
trata precisamente de eso, de que sea una altura que no suponga un
desgaste muy elevado en la mayoría de los perros. Zanjadas quedaron
las polémicas de antaño en el Reino Unido antes de que se fijara la
altura definitiva entre los partidarios de una altura superior
progresivamente según el nivel alcanzado por cada perro y los que
opinaban que subir la altura de las vallas no daba mayor espectáculo
y suponía una complicación y riesgo inútil para muchos perros.
El ancho de las vallas debe ser de 120 cm. como mínimo.
Las barras transversales no deberán ser de materiales pesados ya que
esto podría ser peligroso en caso de derribo.
Estas vallas pueden constituir saltos simples, dobles o triples
dependiendo de su disposición.
EL VIADUCTO Y EL MURO medirán
65 cm. de alto por un ancho mínimo de 120 cm. y un grosor de pared
de unos 20 cm. colocándose en la parte superior elementos móviles
con la finalidad de que puedan ser derribados por el perro en caso
de apoyo. El viaducto deberá tener una o dos aberturas en forma de
túnel.
EL SALTO DE
LONGITUD deberá estar compuesto por 3 o 5 elementos y dispuesto
de modo que pueda obtenerse un salto de 1,20 a 1,50 cm.
La longitud de los elementos deberá ser de 1,20 cm. como mínimo,
siendo la altura del elemento más alto de 28 cm. y de 15 cm. la del
más bajo, con una anchura de 15 cm. Deberá estar ligeramente en
declive. Este obstáculo debe tener unas balizas en cada esquina de
aproximadamente 1,20 de alto, que servirán como referencia para ver
con claridad la dirección de salto del perro.
EL ARO
es un neumático suspendido de un marco resistente. La abertura
interior del neumático será de 38 cm. de diámetro como mínimo,
estando obligado el perro a saltar a través de ella. La distancia
del eje del neumático con relación al suelo será de 80 cm., hay que
asegurarse que el neumático esté bien fijo, de forma que no pueda
girar ni balancearse, para no correr el riesgo de destruir la
confianza del perro. El aro exige algo más de precisión que las
vallas.
Poco a poco iremos definiendo cada
uno de los obstáculos que componen los recorridos de agility para ir
familiarizándonos con ellos paulatinamente.
Como iremos comprobando, los saltos suponen un componente primordial
en Agility por lo que iremos paso a paso intentando enseñar a
nuestro querido alumno a realizar los saltos por orden y con la
máxima perfección.
El objetivo que nos fijaremos en una etapa inicial será que nuestro
perro realice un salto controlado a nuestra orden.
Suponiendo
que nuestro perro domina los ejercicios que vimos anteriormente
-
Acudir a la llamada
-
Caminar junto al dueño
-
Quedarse quieto
-
Sentarse
-
Tumbarse
Estaremos en
disposición de iniciar el entrenamiento de los ejercicios de salto,
la técnica de los cuales iremos desarrollando en el próximo número.
Fuente
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